NOVELA NEGRA EN ESTADO PURO
En el mundo de las letras hay quienes
consideran la novela policiaca o la novela negra como un género menor. Aún así,
es uno de los géneros favoritos de millones de lectores alrededor del mundo y
de escritores que lo cultivan.
Recientemente descubrí a Raymond Chandler
y su icónico detective Philip Marlowe. Mi puerta de entrada ha sido El sueño
eterno, primera novela del autor y en la que presenta a este peculiar detective
de carácter ácido, algo cínico e irónico.
En las novelas de Raymond Chandler
encontramos ese Estados Unidos posterior a la Gran Depresión. De ahí que
en esta novela los personajes deambulen por un Hollywood prostituido; y nos
enfrentemos a clases altas que se pasean, desintegradas, al borde del abismo;
también hallamos una sociedad viciada motivada por el deseo de dinero y
poder, condenada a encontrarlos únicamente en los bajos fondos del crimen
y la clandestinidad.
Ryamond Chandler es uno de los autores de
novela negra de culto; incluso fue él quien confirió dignidad a este género en
el que cobran relevancia los ambientes obscuros y el vacío existencial de los
personajes, a diferencia de la tradicional novela policiaca en la que había un
final casi siempre “feliz” en el que imperaba cierto triunfalismo una vez que
el detective lograba desenmascarar al asesino.
El sueño eterno en claro ejemplo de novela
negra sobre todo si tomamos en cuenta que al final de la novela, una vez que
hemos llegado al final del intrincado laberinto y conocemos finalmente el
origen de todo, la sensación que queda está lejos de ese triunfalismo. En este
caso la sensación que queda es más bien algo similar al sinsentido, a la
certeza de que haber descubierto al responsable del crimen no cambiará en nada
el contexto ni la realidad que de alguna manera lo ha engrendrado.
De ahí que parezca que no hay un final que
cierre ni concluya nada.
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