VIAJE A LA NIEVE
Nunca creí que conocer el blanco milagro de la nieve me costaría tantas angustias ni que supondría tantos imprevistos y riesgos, más allá de aquellos inherentes al frío y al hielo, que han encerrado siempre esa misteriosa contradicción entre lo bello y lo terrible, tan presente en las más imponentes manifestaciones de la naturaleza. Mi historia (o anécdota) no debe encerrar nada de particular en relación con la de tantos otros que vieron truncados sus planes de fin de año a causa del Coronavirus. Acaso la única diferencia entre aquellas historias y la mía sea que yo me he puesto a escribir sobre ella para dejar constancia de mi frustración y angustia, ambas derivadas de las privaciones a las que tuve que someterme para garantizar mis vacaciones de invierno; después, claro, estuvieron sus consecuencias directas, que es de donde surgen, supongo, estas líneas ociosas y catárticas. Mientras guardo mi primer día de cuarentena tras haber recibido una prueba positiva de Coronavirus (mis s