ADIÓS, JAVIER MARÍAS
Es curiosa la relación que establecemos como lectores con algunos autores. Aunque invisible el vínculo que nos une a ellos desde el anonimato y la distancia física y casi siempre temporal, hay algo que nos los hace sentir nuestros de alguna manera, quizás porque cuanto nos han dicho y contado a través de sus libros ha contribuido —en el mejor de los casos— a moldear nuestra forma de pensar, a relacionarnos de un modo distinto —literario si se quiere— con el mundo que nos rodea. Son esta clase de autores aquellos que se vuelven mentores, referencias personales a quienes volteamos en busca de ayuda, de guía, de consuelo o generalmente, de algo aún más generoso: de compañía. Han pasado más de veinte años desde que siendo un lector aún inseguro de mis gustos literarios, me topara en la librería con ese título algo críptico que me llamó la atención: “ Corazón tan blanco ”. La contraportada decía algo sobre el secreto y su conveniencia posible, sobre el matrimonio y los corazones tan bla...