5 razones por las que leer el Relato de Arthur Gordon Pym



El relato de Arthur Gordon Pym, como bien describe la contraportada de esta edición del Club Diógenes de Valdemar, narra los detalles del motín y atroz carnicería a bordo del Bergantín Grampus, en su viaje a los mares del sur; y cómo recuperaron la nave los supervivientes; su naufragio y horribles sufrimientos a causa del hambre.

En realidad, la contraportada dice un poco más, pero creo que con esto basta para aguijonear la curiosidad del lector y brindarles el contexto suficiente para entrar de lleno en las cinco razones que han hecho de esta historia un clásico que se sitúa entre la aventura náutica, el relato de exploración y la novela de terror.

1.- La razón número uno es que esta novela, como les decía al principio, es la única que escribió Edgar Allan Poe, quien algunos años después se convertiría en maestro del relato corto e incluso, en inventor del relato detectivesco gracias a los Crímenes de la calle Morgue, relato contenido en sus Narraciones extraordinarias.

La novela publicó por entregas en 1838 y fue un encargo de la revista Southern Literary Messenger; encargo que, además, el autor aceptó casi a regañadientes por una simple y sencilla razón no infrecuente entre escritores: necesitaba dinero.
Más tarde, y en medio de las polémicas que desató su publicación, Edgar Allan Poe calificaría la novela nada más y nada menos que como “algo tonta”.

2.- La segunda razón es que, pese a su más superficial apariencia, no se trata de una novela clásica de aventuras: el autor se aleja del género salpicando la narración de detalles macabros y misteriosos, sirviéndose del afán y curiosidad de la época por explorar el Círculo Polar Antártico, cuya inaccesibilidad alimentaba el imaginario colectivo.
Allan Poe explotó esto con hechos y sucesos fantásticos como extensiones de tierra que desaparecen; aves gigantescas, osos descomunales y apariciones sobrecogedoras, por no mencionar el tétrico encuentro con el Holandés Errante y algunas escenas extremas de supervivencia que culminan con actos de canibalismo.

3.- La tercera razón es el juego metaliterario que propone. La nota preliminar que antecede La Narración convierte al mismo Edgar Allan Poe —supuesto editor de la misma revista para la que en la vida real él acepta el encargo de escribir la novela— en personaje clave de la ficción, que termina por convencer al mismo Gordon Pym de escribir y publicar su relato pese al carácter maravilloso de las aventuras, que supuestamente lo disuadía de contar la historia, por miedo a que los lectores no la creyeran.
De igual manera, la nota que cierra el libro desató en su momento una serie de especulaciones en torno a la supuesta distancia que el mismo Edgar Allan Poe quiso tomar respecto a la autoría del relato tras las duras críticas que recibió la obra.

4.- La cuarta razón y quizás una de las más importantes, es el final críptico y sobrecogedor; un final completamente inesperado que solo pudo haber sido escrito para una época de mentes excitables respecto a esas regiones inexploradas del globo; mentes, desde luego, capaces de aceptar la existencia de casi cualquier cosa.
Al igual que Lovecraft, Poe entendía que una de las maneras de infundir un terror verosímil en los lectores era ir deslizando poco a poco el relato de la esfera de lo posible a lo imposible. Y eso es precisamente lo que sucede.
Dicho final ha sido sujeto de incontables interpretaciones y estudios, y es lo que convierte la novela en algo absolutamente memorable. Como dato adicional, entre los principales admiradores de este final se cuentan Jorge Luis Borges y Cortázar.

5.- Por último, esta novela ha trascendido porque pese a lo que el mismo Allan Poe haya podido opinar de ella en su época, la novela —y su final, sobre todo— cimbró la imaginación de autores como Lovecraft, quien se inspiró en las atmósferas y estilos narrativos de Gordon Pym para crear su fascinante obra “En las montañas de la Locura”; la cual retoma elementos clave de ella que les invito a descubrir por su propia cuenta.
Pero Lovecraft no fue el único: el mismísimo Julio Verne escribió su novela “La esfinge de los hielos” como deliberada continuación del relato de Gordon Pym; incluso, dando nueva vida al personaje secundario de la novela de Poe, el imponente Peters.

El lenguaje náutico tan especializado y técnico, además del conocimiento profundo de las condiciones climatológicas y las aguas de esas regiones, lograron engañar a lectores de la época, que dieron el relato por algo real, solo para después considerarlo, en algunos casos, una tomadura de pelo.

Las opiniones respecto las calidad y efectividad de la novela fueron y seguirán siendo encontradas, pero afortunadamente en el arte, lo más importante es la subjetividad del espectador, o en este caso, de nosotros lectores. Así que les invito a leer El Relato de Arthur Gordon Pym y sacar sus propias conclusiones.



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