MÁS VALE MUERTO


Leer a Balzac es siempre una lección de vida. Entrar en sus libros, en sus historias equivale a recibir cátedra sobre el comportamiento humano y las emociones, desde las más nobles y enaltecedoras, hasta las más ruines y mezquinas.

Su solo nombre impone, pero Balzac no es un escritor de prosa compleja al que se le deba temer o tener un respeto tan reverencial que nos aleje de sus libros. En todo caso, el lector impaciente deberá tener que esperar un poco para verse enganchado en sus tramas, que se tejen sin prisas.

Quizás uno de los libros de Balzac que mejor podría servir como puerta de entrada a su universo narrativo es el del Coronel Chabert, una de sus novelas más cortas en las que, sin embargo, podemos encontrar un adelanto de muchos de los temas cruciales de toda su obra.

Un coronel del ejército de Napoleón es equivocadamente dado por muerto durante una batalla en Prusia. Después de algún tiempo de vivir a la sombra de la muerte, regresa a París a recuperar su identidad, a su mujer y su propia fortuna. Pero el personaje habrá de darse cuenta de que incluso a los seres más queridos -los que quizás más lloraron su supuesta muerte en algún momento- les parecerá un agravio su regreso a esas vidas a las que ha dejado de pertenecer.

En este sentido, el libro, como lo señalara el español Javier Marías en Los enamoramientos, es una reflexión sobre la inconveniencia del regreso de los muertos.

Un tema que no deja de ser curioso si nos ponemos a pensar en lo mucho que uno suele lamentar la partida de quienes ya no están, para encontrarnos años después adaptados a sus ausencias, y en algunos casos, agradeciendo en silencio los problemas que con su adiós se solucionaron.

En todo caso, el Coronel Chabert es un triste relato sobre la mezquindad, la ambición y el corazón de un hombre noble y abnegado, víctima de la despiadada sociedad parisina que prefiere verlo morir de nuevo, antes que verse obligada a renunciar o sacrificar lo que consiguió de él a partir de su falsa muerte. 



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