RECONOCIMIENTO
Es algo involuntario. Uno simplemente se sienta a leer, y de pronto, a mitad de un párrafo, hay algo que empieza a resultarle familiar; algo que ya en su formulación nos sitúa en medio de un pensamiento o una circusntancia a la que hemos aistido. No reconocemos entonces en el diáologo o en la reflexión del narrador, o del personaje.
A veces se siente uno culpable, como si el hecho de que un autor fuera capaz de plasmar nuestra intimidad con tal precisión en las páginas que tantos otros leerán, trivializara nuestra pena o nuestro sentir respecto a algo.
Otras veces ocurre lo contrario, uno se siente acompañado y le reconforta saber que en el fondo, todo lo que pueda ocurrirnos o nos ha ocurrido, sigue siendo tan común y tan humano, que hasta es digno de aquel escritor al que tanto se admira.
"Uno cree al principio que no purde vivir sin alguien, la pena inicial es tan afilada y constante que se siente como un hundimiento sin límite o como una lanza interminable que avanza, porque cada minuto de privación cuenta y pesa, se hace notar y se nos atraganta... Pasa entonces el tiempo, y a partir de un día difuso volvemos a dormir sin sobresaltos y sin recordar en el sueño...Aparece una pereza retrospectica respecto al tiempo en que amábamos o nos desvivíamos o nos exaltábamos o nos angustiábamos, uno se siente incapaz de volver a prestar atención a alguien, de tratar de complacerla y de velar su sueño y de ocultarle lo ocultable o lo que le haría daño, y en la asentada ausencia de alerta halla uno un enorme descanso."
A veces se siente uno culpable, como si el hecho de que un autor fuera capaz de plasmar nuestra intimidad con tal precisión en las páginas que tantos otros leerán, trivializara nuestra pena o nuestro sentir respecto a algo.
Otras veces ocurre lo contrario, uno se siente acompañado y le reconforta saber que en el fondo, todo lo que pueda ocurrirnos o nos ha ocurrido, sigue siendo tan común y tan humano, que hasta es digno de aquel escritor al que tanto se admira.
"Uno cree al principio que no purde vivir sin alguien, la pena inicial es tan afilada y constante que se siente como un hundimiento sin límite o como una lanza interminable que avanza, porque cada minuto de privación cuenta y pesa, se hace notar y se nos atraganta... Pasa entonces el tiempo, y a partir de un día difuso volvemos a dormir sin sobresaltos y sin recordar en el sueño...Aparece una pereza retrospectica respecto al tiempo en que amábamos o nos desvivíamos o nos exaltábamos o nos angustiábamos, uno se siente incapaz de volver a prestar atención a alguien, de tratar de complacerla y de velar su sueño y de ocultarle lo ocultable o lo que le haría daño, y en la asentada ausencia de alerta halla uno un enorme descanso."
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