LA HYBRIS

Últimamente me he topado con este antiguo concepto que se rehúsa a perder vigencia.

Carmen Aristegui en su columa de Reforma del 7 de Octubre de 2011, dice:

 "...Hybris -palabra usada por los griegos para referirse al héroe que al alcanzar la victoria se embriaga de poder y se empieza a ver como un Dios capaz de realizar cualquier cosa."
Más adelante cita al político inglés, David Owen, quien se refiere a la insensatez -según Tuchman- como consecuencia del Síndrome de la hybris.

"Una perversa persistencia en una política demostrablemente inviable o contraproducente... La estupidez, la fuente del autoengaño, es un factor que desempeña un papel notablemente grande en el gobierno. Consiste en evaluar una situación en términos de ideas fijas preconcebidas mientras se ignora o rechaza todo signo contrario (...) por lo tanto, la negativa a sacar provecho de la experiencia."
La cita de Owen prosigue:
"Una característica de la hybris es la incapacidad para cambiar de dirección porque aquello supondría admitir que se ha cometido un error."
La periodista concluye que aceptar el error para quien padece el Síndrome de la hybris puede resultar insoportable y de ahí el empecinamiento del necio, o soberbio.

Javier Marías lo hace así, en su columna de El País Semanal, del 25 de Junio de 2006:

"El que tantea y se fía sobre todo de su intución y de su buena estrella, el que empieza a creer que por ser él quien hace las cosas éstas van a salir bien, está condenado a acabar mal, porque lo que le sobreviene a continuación es algo muy antiguo y de nombre también extranjero, la hybris, la antojadiza soberbia que los dioses griegos veían crecer en algunos hombres, con complacencia a veces, y desde luego sin intervenir. Porque sabían que el que se confía es el más fácil de destruir."
En ambos casos, periodista y escritor aluden a políticos.

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