HACIA EL FINAL


La edición británica de la novela. 
 Actualmente está en mesa de novedades la novela El sentido de un final (The sense of an ending) del británico Julian Barnes, galardonada con el Man Booker 2011.

La novela es breve, pero no por ello simple. Si bien el tema como tal (nuevamente la memoria invidual y su distorsión a través del tiempo) no es original, sirve de pretexto para abordar algo menos convencional, como las consecuencias que emanan de ese olvido aparentemente involuntario al que nos somete el paso del tiempo.

A sus sesenta años, jubilado, divorciado, y sumergido en una vida gris, Anthony Webster recuerda sus años de escuela y al grupo de amigos con el que solía compartirlo todo. Adrian Finn era uno de ellos. Un joven de inteligencia desbordada y de una capacidad de abtracción y análisis que sorprendía incluso a sus profesores con cuestionamientos y reflexiones de una complejidad ajena al promedio.
Anthony en particular se dejaba seducir por la manera en que Adrian parecía revelarse a la inercia de la vida a través del pensamiento, e imponerse ella a través de decisiones propias y congruentes, y por ello, al menos a juicio de Tony, correctas. Pero las circunstancias y el tiempo van poniendo en su justa dimensión esa apreciación, y muy en especial, la que tiene de sí el mismo narrador.

Lo que uno termina recordando no siempre coincide con aquello a lo realmente hemos asistido, advierte la voz del personaje ya desde las primeras líneas de lo que termina siendo más que una confesión, un ejercicio comparativo entre lo que Anthony cree y recuerda haber vivido, y lo que en un estado tardío de su existencia se da cuenta que ha vivido. Las reflexiones en torno a este balance son las que llenan de contenido la novela y las que dotan de profunidad a un personaje atormentado por el remordimiento, y la culpa de no haber estado a la altura de sus propias aspiraciones y expectativas; de aquellas que todos nos creamos en la juventud, y que a medida que van quedando a la deriva, nos van diluyendo y reconfigurando, hasta desdibujarnos por completo y convertirnos en algo que ya no somos capaces de reconocer como nosotros mismos, o más bien, como aquél que éramos y que en algún momento perdimos de vista y, sin darnos cuenta, dejamos de ser.

Pero la historia de Anthony también enfrenta al lector con los temores de la vida adulta. Con la soledad, con las decepciones (propias y ajenas), con la paulatina pérdida de las amistades,  y en consecuencia, con la falta de testigos -como él les llama-  a los que recurrir en un momento dado para validar algo acerca de nosotros mismos, cuando la memoria nos llegue a fallar o cuando simplemente no confiemos en lo que hay depositado en ella.
Aún así, solo uno puede asistir a la totalidad de su vida, pero ésta -al igual que la Historia- es tan suceptible de ser interpretada que las versiones siempre dependerán de los ojos que la miren, y del papel que uno haya jugado en la batalla.

El sentido de un final es una novela sobre quiénes creemos ser y sobre cómo el tiempo se va encargando de quitarnos las máscaras y de mostrarnos quiénes somos o hemos sido realmente. Un libro sobre la imposibilidad de cambiar el pasado y sobre la dificultad de aceptarnos y estar conformes con nuestra biografía al final de nuestros días, cuando no hay ya apenas nada qué mejorar ni nadie a quién llamar para pedir perdón.


Comentarios

Tina Diez Hoyal ha dicho que…
Acabo de leer la novela y me ha encantado el regustillo que deja. Necesitaba leer opiniones, análisis sobre la misma y he encontrado el tuyo. Solo decirte que me ha gustado mucho. Saludos. Intentaré seguirte. Tina
Mauricio Marín y Kall ha dicho que…
Hola Tina, qué buena onda que te ha gustado el comentario. Apenas vi lo que me escribiste, y siempre se agradece.

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