¿JUNTOS O SEPARADOS?

Un día que iba en mi coche rumbo a la oficina noté que el corresponsal de tránsito del noticiero radiofónico que iba escuchando tenía una forma muy peculiar de dar su reporte. Cada vez que nos informaba de algo, lo hacía de la siguiente manera: "Les comento de que a la altura de Periférico...."; o bien “Les informo de que la carretera México-Cuernavaca se encuentra bloqueda…”

Al principio creí que era cosa de mi oído purista, pero después noté que era más bien algo que de tanto decirse y oírse se había vuelto común y aceptado en todos los círculos sociales, pero sobre todo en la radio y la televisión, y en algunos casos, hasta en los titulares de dichos espacios informativos, a quienes yo, al menos, rara vez les disculpo pifias y malas hablas.

Pero la verdad es que el error lingüístico se ha enquistado a tal grado, que a estas alturas ya debe haber quienes vean de lo más natural sustituir “de que”, por el pronombre “que”, cuando la verdad es que en nuestro rico y variado idioma, hay lugar para ambos ya sean juntos o separados.

En su curso de redacción para escritores y periodistas[1], Beatriz Escalante dice que los errores por ausencia o presencia viciosa de la preposición “de” no son tan difíciles de eludir. Una forma de saber cuándo usar uno u otro, es fijándonos en si el pronombre relativo “que”, está después de un sustantivo o de un verbo. Por ejemplo:

- Antonio cree que le darán el puesto (En este caso cree es el verbo.)

Antonio mantiene la creencia de que la darán el puesto (creencia es sustantivo)

- Teme que lo despidan (Teme es el verbo)

Tiene temor de que lo despidan (temor es sustantivo)

Por su puesto que esto admite sus variantes y excepciones, pero esta regla básica debería servir al corresponsal de tránsito para saber que de ahora en adelante, debe decir:
“Les informo que la carretera México-Cuernavaca se encuentra bloqueda…”, en lugar de lo primero.

En ciertas ocasiones incluso me he percatado que hay quienes incurren en este curioso error del habla a fuerza de resultar solemnes o formales; como si encontraran en el “de que” una falsa floritura que adornara sus opiniones y formulaciones, cuando lo cierto es que más bien enredan y confunden al interlocutor.

Al expresar mi rechazo por el denodado “de que”, también me he dado cuenta de que así como su mal uso se propaga con rapidez, también hay muchos otros que cada vez lo notan y critican más. Así que querido lector, tenga mucho cuidado al hablar, no vaya a ser que un día de estos lo critiquen o corrijan por ponerlos juntos, cuando en realidad van separados.








[1] Curso de redacción para escritores y periodista, Escalante Beatriz, Ed Porrúa 2002, pag. 161.

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