LA LECCIÓN DE MONSTERS UNIVERSITY

Siempre he sostenido que el éxito de la gran mayoría de las pleículas de Disney-Pixar radica en que los conflictos y situaciones a las que se enfrentan sus personajes tienen mucho que ver con retos y situaciones existenciales más propias de la vida adulta que de la infancia. De ahí que las tramas que urden los escritores conecten de forma tan eficaz a nivel emocional con los adultos, que son los que finalmente deciden qué deben o no ver sus hijos, y sobre todo, qué es lo que ven ellos mismos.  

Esta cualidad es la responsable de que los personajes, el colorido y las situaciones chuscas llenas de ruido y color que un primer momento atraen y gustan al niño, con el tiempo, y tras un nuevo acercamiento, hagan que el adolescente o el joven encuentre en estas películas una historia cargada de un significado mucho más profundo que el que pudiera haber encontrado a través de los ojos de ese niño. Así, al igual que un libro, la película puede releerse y ser atemporal, imperecedera.

Monsters University respalda esta postura. La historia de un "monstruo" discriminado por su aparente falta de habilidad y competencia para desempeñar cierta función, termina convirtiéndose en una lección que va más allá del mensaje más obvio, a saber: que a pesar de lo que digan los demás, con esfuerzo y determinación uno puede conseguir lo que sea, o casi lo que sea.

La historia tiene una conotación social y educativa que desemboca en el ámbito laboral; que profundiza de manera ingeniosa en la forma en que la sociedad y un sistema añejo nos han enseñado que deben ser alcanzados el éxito profesional y la realización personal.

Dos parias (fácilmente reconocibles en la vida real) con sueños de trabajar en la mejor empresa a la que podría aspirar cualquiera de su clase y nivel, son expulsados de una universidad por sus métodos poco ortodoxos de ganarse el respeto y credibilidad de las autoridades y demás estudiantes, y de paso, de demostrarse a sí mismos -y a sus familias en el caso de Sulley (la familia siempre como un ente que fija nuestras propias expectativas y al que no se puede defraudar)- que las convicciones personales deben estar, siempre, por encima de lo que opinen incluso los más calificados en el tema.

Al final, ambos personajes toman el único camino que les queda, o más bien, que les deja un núcelo social compuesto de reglas, presiones y convenciones frente al que -hay que decirlo- la gran mayoría claudica, o claudicamos. Y para sorpresa de todos, y de ellos mismos, ese camino resulta quizás no necesariamente mejor, pero sí viable, posible e igual de válido para alcanzar sus objetivos.

"Empezar desde abajo" es un cliché en la jerga laboral que como bien ha probado la experiencia, es una de las formas más legítimas de crecer a nivel profesional y entender a fondo aquello en lo que uno se desempeña.

A lado quedan las buenas calificaciones, las distinciones y posgrados académicos. La verdadera experiencia se encuentra en la práctica, en el campo, donde uno crece, se fortalece y se convierte en el verdadero especialista, en donde el oficio se convierte en vocación y finalmente en arte y pasión.

El mensaje de la película es para todos aquellos a quienes ha costado más trabajo del normal encontrar su lugar en el mundo, pero que aún así lo han hecho con su correspondiente cuota de esfuerzo. Es también para quienes creen que por pertenecer a ciertas élites o grupo favorecidos, o por ser los "populares" tienen garantizado el éxito profesional, o personal, a menudo -para nuestra desgracia- tan ligados uno del otro.






Comentarios

Unknown ha dicho que…
Bien Marin se nota que te gustó

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