VOYEURISMO ÉPICO
Para quién no ha sido objeto de fantasía saber cuanto ocurre tras las puertas de un motel. ¿A qué afanes se
entregan las personas, solas o en pareja cuando están en la intimidad de una
habitación que no les pertenece y en la que están de paso? Gay Talese, uno de los fundadores del llamado
periodismo narrativo o Nuevo periodismo, vuelve a las librerías con El motel del Voyeur (Alfaguara 2016), en
el que brinda inquietantes respuestas a esta interrogante.

Encuentros sexuales de todo tipo
(heterosexual, interracial, homosexual, lésbico y grupal) e incluso un
asesinato quedaron registrados no solo en la memoria de Gerald Foos, sino en un
bien documentado diario o bitácora que el personaje llevó con extrema
meticulosidad a lo largo de todo este tiempo, y en el que narró con precisión y
detalle cuanto vio y escuchó desde su escondite. El documento además le sirvió
para verter sus propias reflexiones, conjeturas y comentarios de una buena
cantidad de temas a través de los que –quizás sin darse cuenta- construyó un
retablo de la sociedad de toda una época.
Talese alterna su propia narración de los
hechos con extractos del “diario del voyeur”, hasta hacer de Gerald Foos un
personaje que por momentos pareciera más propio de una ficción literaria que
uno de la vida real. Un hombre que hablaba sin pudor ni vergüenza de su
exacerbado voyeurismo, de sus múltiples masturbaciones mientras contemplaba a
las parejas mantener relaciones, de sus perversiones, y sobre todo, de su soberbia intuición de estar
haciendo algo único que algún día sería digno de atención y reconocimiento. La
publicación del libro prueba que Gerald tenía razón, aunque hubieron de pasar
casi 40 años desde aquel lejano 9 de enero de 1980 en que se puso en contacto por
primera vez con Gay Talese para hablarle del motel y contarle su historia,
hasta el 2011 en que finalmente dio autorización al periodista para contarlo
todo y hacerlo público.
Desde poco antes de que el libro fuera
publicado en los Estados Unidos el tema despertó gran controversia no solo por el carcater ilegal de lo que documenta. En
especial, fue muy sonado el artículo publicado por el Washington Post en el que el
diario puso en entredicho que Gerald Foos comprara el Manor House Motel en
las fechas que aseguró haberlo hecho, y que Talese dio por buenas. La
información fue dada a conocer cuando el libro estaba ya en imprenta. La
reacción de Talese –según encontré en la red- fue simplemente decir que: "Es un hombre deshonroso (Gerald),
totalmente deshonroso. Hice todo lo mejor que pude en este libro, pero quizás
no fui lo suficientemente bueno", y que su libro era “poco
fiable”. Encima de todo, advirtió que a la luz de esto no haría gira
promocional del libro.
Al parecer las cosas después tomaron otro rumbo y todo quedó resuelto con nota del autor al final de la edición, en la que asume ciertas responsabilidades, y defiende la obra asegurando que “Foos era un narrador inexacto y poco fiable, pero sin duda fue un voyeur épico”.
Al parecer las cosas después tomaron otro rumbo y todo quedó resuelto con nota del autor al final de la edición, en la que asume ciertas responsabilidades, y defiende la obra asegurando que “Foos era un narrador inexacto y poco fiable, pero sin duda fue un voyeur épico”.
Y es precisamente lo que descubrió el
vouyerista lo que llena de sentido estas páginas y sus años de ilegal actividad, aunque por supuesto pocos se aterverán a jsutificar sus medios.
El libro incluye fotos originales del Manor House Motel |
Desde este laboratorio social en que se
convirtió en el Manor House Motel, el controvertido personaje dejó registro de
grandes cambios generacionales como el de la liberación sexual en los 60; las
repercusiones sociales de la Guerra de Vietnam, específicamente el impacto que tuvo en la vida sexual y conyugal de los soldados; además del abandono de grandes tabúes
como las relaciones interraciales. Sus observaciones también revelan
interesantes rasgos del comportamiento entre parejas del mismo sexo que sin
duda servirán de complemento a quienes hayan leído otro de sus libros más polémicos
–La mujer de tu prójimo (1981)- en el
que aborda las costumbres sexuales y el tema de la infidelidad en los Estados
Unidos.
Uno de los más
grandes méritos de Talese en este libro es tomar al lector curioso, (morboso quizás) y convertirlo poco a poco en un auténtico voyeur que lee
las descripciones del diario del voyeur casi con la misma avidez con la que alguna vez Gerald Foos
espiara, de manera ilegal, la intimidad de sus huéspedes. Esto, por incómodo
que pueda resultarnos, prueba de alguna manera el punto del personaje, pues por
más cuestionable que sea lo que hizo, al parecer todos somos proclives a
fisgonear en las vidas ajenas. ¿Por qué? Esa es pregunta que le toca responder
a cada uno.
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