QUIÉN NOS ESPERA DESPUÉS DE MUERTOS (BERTA ISLA)


Desde hace algunos años, desde que descubrí la prosa absorbente de Javier Marías, me he dedicado a leer su vasta obra literaria. Apenas me quedará una novela suya sin leer, quizás la que publicó primero, a sus 19 años.

Así que puedo decir con algo de autoridad que Berta Isla, su más reciente novela, es una de las mejores de cuantas ha escrito; al menos una de mis tres favoritas.

Sobre esta novela el mismo Marías dijo que era la historia de una espera, precisamente la de Berta Isla, quien ha de vivir un matrimonio fragmentado, interrumpido, incompleto a causa de un mal día de la vida de su joven marido, Tomás Nevinson; un mal día que lo obliga, sin que ella lo sepa hasta muy tarde, a unirse a las filas del servicio secreto británico, y a guardar mortal secreto sobre ello y su andanzas incluso a su mujer y su familia nuclear, con todas sus implicaciones.

Y es en las implicaciones que esta vida de mentira y ocultamiento tiene en la vida del matrimonio en lo que se centra esa historia que, a diferencia de otras del mismo autor, está salpicada de giros que obligan constantemente al lector a detenerse y preguntarse por la situación y destino de sus personajes.


Como en otras de sus novelas (Corazón tan blanco, Los enamoramientos o más recientemente, Así empieza lo malo), en Berta Isla Javier Marías vuelve a asomarse a la vida íntima de un matrimonio, a los acuerdos tácitos que el tiempo va tejiendo entre sus dos integrantes; a las lealtades y los resentimientos que tantas veces sin querer van atando el uno al otro, sin remedio, a través de los años.
 
Al igual que la mayoría de los libros del autor español, este también resulta erudito, aunque sin caer en la pedantería. Ahí están muy presentes las alusiones a T.S. Eliot; a Wakefield, ese relato clásico de Nathaniel Hawthrone del cual bebe mucho esta novela; a Shakespeare para no variar; a su adorada Inglaterra y los episodios de su historia; y a la vida oxoniense de la que alguna vez el mismo autor fue parte y dejó testimonio ficticio y también real de esa experiencia en sus novelas Todas las almas y Negra Espalda del tiempo, respectivamente.

Berta Isla es una de esas novelas en las que cada página es una caja de Pandora que abre mundos, pensamientos y reflexiones que no se cierran, y quedan ahí flotando ingrávidas en el tiempo y el pensamiento. Uno de los que me aún me rondan es el de la intrascendencia y las pocas probabilidades de dejar huella o cambiar nada definitivo en el tiempo que nos ha sido dado, sin importar el afán, ni la aparente importancia de lo que sea que hagamos durante determinado momento de nuestras vidas.

Tal vez, la única manera de burlar esa sensación sea la de echar raíces  y dejarse envolver por quienes nos son leales y nos esperan, de algún modo, incluso después de muertos. Una frase que podrá sonar críptica, pero que tiene todo el sentido una vez que han leído la novela. Sirva este misterio como invitación a no perdérsela.


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