OSCAR WILDE Y SUS CUENTOS COMPLETOS


No recuerdo exactamente a qué edad leí por primera vez los cuentos de Oscar Wilde, a menudo tan olvidados, opacados por sus grandes obras de teatro como El abanico de Lady Windermere, o novelas como el Retrato de Dorian Grey. Los más afortunados recordarán con cariño El fantasma de Canterville, que más de uno, como yo, habrán leído a regañadientes en la secundaria; aun escépticos hacia el mundo de los libros.

Pero la verdad es que Oscar Wilde escribió cuentos bellísimos que durante años perdí de vista hasta que hace poco tuve que elegir algo que leerle a una niña de 10 años antes de irse a la cama. No sé por qué de pronto tuve la idea de que alguno de los cuentos de mi viejo volumen de Cuentos completos, editado por Austral, podía sacarme del apuro doméstico, pero tan pronto lo encontré me di cuenta que pese a mi carácter distraído, la memoria no me fallaba: al menos un par de estos cuentos podían ser perfectamente leídos para niños.

Me reencontré entonces con la conmovedora historia del Gigante egoísta, y mi favorito, El ruiseñor y la rosa, por mencionarles algunos. Todos ellos no solo portadores de bellos mensajes sino de una belleza literaria inmensa, que a menudo nos escatiman los escritores modernos. Además, encontrarán en ellos los rasgos característicos del autor irlandés, como su mirada crítica, sus sentimentalismo y sensibilidad, y ese talento para denunciar a través del arte la frivolidad de la alta sociedad de su tiempo.

Mi invitación a acercarse a estos cuentos no es solo para que los lean a los niños, sino para que ustedes se dejen sorprender por estas pequeñas joyas literarias. Podrán luego pasar otros relatos como el divertidísimo “Crimen de Lord Arthur Savile” -contenido en el mismo volumen- en el que Wilde hace gala de su clásico y refinado sentido del humor, para construir una ingeniosa sátira de la novela policiaca.

Si siguen por ese camino también llegarán al segmento final de la edición, dedicado a sus poemas en prosa, brevísimas curiosidades que condensan todo el talento del autor, y algunas de las cuales también pueden ser leídas para niños. 

Si nunca han leído nada de Wilde, este será un gran punto de partida para acercarse después a sus grandes novelas; y si por el contrario solo lo han conocido por esta éstas últimas, estos cuentos supondrán, se los aseguro, un hallazgo entrañable.



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