CORRUPCIÓN Y MUERTE EN LA PAMPA ARGENTINA
Hace unos días tuve la
oportunidad de conocer la maravillosa ciudad de Buenos Aires, en Argentina y no
desaproveché la oportunidad de darme una vuelta a la mundialmente famosa
librería El Ateneo, catalogada entre las más hermosas del mundo.
Estando ahí pensé que,
independientemente de que en mi país pudiera conseguir cualquiera de los libros
que ahí había, sería significativo comprar como souvenir alguna novela de un
autor argentino al que no hubiera leído nunca. Así llegué a Blanco Nocturno, de
Ricardo Piglia; galardonada en su momento con el premio Rómulo Gallegos.
Blanco Nocturno es una novela que
parecen dos, por un lado, una novela policiaca y por el otro, algo más cercano
a lo que los conocedores del autor calificarían como “pigliano”. Es decir, un
epítome de todos los temas transversales a sus libros.

Pero la trama está lejos de
centrarse en esclarecer la identidad del asesino de Tony Durán; más bien, lo que interesa a
Piglia -al igual que a Raymond Chandler- son la descripción y el análisis socio
cultural de los contextos que albergan a la gente y a las instituciones que
mueven los hilos de esa sociedad marcada por la corrupción, los intereses ocultos
y viejas rencillas familiares que condicionan a los personajes. Para cuando uno se da cuenta la
novela policiaca de las primeras páginas se ha transformado imperceptiblemente
en la historia del pueblo y sus habitantes, que en gran medida vamos conociendo
gracias a la aparición de Emilio Renzi, ese periodista de Buenos Aires tan
recurrente en las novelas de Piglia, que llega en busca de una
verdad escurridiza y mutable, gracias a las artimañas de la ley y a
los testimonios de los personajes que de pronto dotan a la narración de un tono
que sabe casi a crónica periodística.
Por ponerlo en términos simples,
Blanco Nocturno nos muestra el rostro más obscuro y oculto de esa pampa
argentina, de los conflictos que hay entre la vida del campo y la ciudad, y la
idiosincrasia que permea ambos estilos de vida y se extiende como una mancha
obscura hasta aquellos rincones más distantes de la urbanización. Un libro
que muestra también hasta dónde es capaz de llegar la violencia institucional
con tal de aplastar a quienes amenazan los intereses comerciales y políticos de
un pueblo; a esas personas que en su idealismo levantan ámpula y se convierten precisamente
en blanco de una autoridad corrupta que ataca y somete a los individuos, y se las ingenia para salir incólume gracias al manto de la impunidad.
En cierto modo, la novela me
recordó también un poco al libro con el que estrené este canal: En la orilla,
de Manuel Chirbes, que también desata la narración a partir del hallazgo de un
cadáver. El objetivo de aquel libro no era distinto de este: mostrarnos la
descomposición económica y social de un país sumido en una crisis que adquiere
en las provincias su apariencia más cruda, más sórdida.
Blanco Nocturno llamó más mi
atención por su forma que por el fondo o sus personajes. No es una novela sencilla
ni en fondo ni estructura y no puedo estar seguro de que el esfuerzo, en mi caso,
haya sido tan redituable. ¿Qué quieren que les diga? En gustos no hay nada
escrito. En todo caso esta lectura cumplió con dos de mis objetivos: conocer a
un nuevo autor argentino y aprender, través de él, un poco más acerca de su bello país.
Aquí se los dejo, Blanco Nocturno
de Ricardo Piglia.
Comentarios