REVIVIR A HENRY JAMES (LA SEÑORA OSMOND)

Además de eso, este autor, ganador del Man
booker Prize y del Príncipe de Asturias, se ha inventado el pseudónimo de
“Benjamin Black”, a través del cual ha buscado disociarse de su propia voz para
dar vida a una toda una colección de novela negra, entre las cuales ha
resucitado al emblemático detective Philip Marlowe, creado por Chandler. Nada
menos.
No conforme con eso, Banville ha decidido ir un paso más allá y esta vez regresa a librerías
con la Señora Osmond, novela en la que se mete en la piel del maestro Henry
James para traer de vuelta a Isabel Archer, protagonista de Retrato de una
dama, quizás la novela más célebre de su autor.
En su más reciente entrega John Banville
da continuidad a la vida de esta heroína que descansaba en el imaginario
colectivo desde 1881, año en que Henry James terminó de publicar, por entregas,
esta novela. El resultado es soberbio.
Sobre todo para quienes están
familiarizados con el estilo, los temas, las preocupaciones y escenarios de
James, les aseguro que encontrarán en este libro un inmenso deleite, incluso si
no han leído Retrato de un dama. Eso, por no mencionar el asombro que
despertará en ustedes ver hasta qué punto Banville ha emulado el estilo
imposible del viejo maestro.
Para quienes no conozcan ni a Banville ni
a James, esta novela tampoco tiene desperdicio. Una novela clásica, de época,
sobre una mujer que busca emanciparse de su marido infiel, deshonesto e interesado.
Algo que desde luego sonaría sencillo para cualquier mujer moderna, pero no
para Isabel Archer; mujer americana inserta en las formas y el costumbrismo de
las altas clases sociales europeas de finales del siglo 19.
La primera parte de la novela es el viaje
introspectivo del personaje en busca de una respuesta en torno a si debe o no
abandonar la vida conyugal que ha mancillado su nombre, su dignidad y la idea
que hasta ese momento ella tenía de sí misma, en orden de poder abrazar finalmente
–y quizás por primera vez- su libertad y la responsabilidad de asumirla.
La segunda parte del libro es más
novelesca, y sigue de cerca las acciones que el personaje pone en marcha para
resolver su conflicto interno; y da cuenta de las intrigas que van urdiendo
sus enemigos para vencer lo que se adivina en ella como el surgimiento de una
voluntad férrea o el nacimiento de una mujer completamente moderna.
Una auténtica delicia de novela,
decimonónica en todo sentido, con un espléndido manejo del lenguaje que no solo
nos hace extrañar a Henry James, sino que confirma a John Banville como un
novelista de inmenso calibre, y sin duda, uno de los más versátiles y elegantes
que al menos yo he leído.
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